IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Brasil sigue sin ver una, hoy 3-0 ante Holanda

Brasil se despidió de la Copa del Mundo y de la posibilidad de al menos alcanzar el tercer lugar en un mundial que tanta controversia generó con un mediocre partido que perdió 3-0 ante Holanda

Por Carlos Rajo

Brasil se despidió de la Copa del Mundo y de la posibilidad de al menos alcanzar el tercer lugar en un mundial que tanta controversia generó con un mediocre partido que perdió 3-0 ante Holanda. Lo bueno es que aunque derrotado, el equipo brasileño no hizo el ridículo del anterior partido que también perdió ante Alemania.

Triste lo de Brasil. Perdió ante una Holanda que no mostró mucho, la que claramente se vio cansada luego de que los dos últimos partidos debió jugar tiempos extras. Un Brasil además, que estaba obligado no sólo a ganar sino a dar un buen espectáculo para que su afición olvidara siquiera por un momento la pesadilla del martes pasado en el 7-1 ante Alemania. Por momentos incluso, en los primeros minutos de partido, pareció que se repetiría lo del anterior partido.

Corrían apenas dos minutos cuando se da la jugada del primer gol holandés. Un tiro de penalti ante una falta cometida por el central y capitán brasileño Thiago Silva. Quedó la duda de si la falta se dio fuera del área y si se debió expulsar a Silva. Quizá lo correcto hubiese sido la expulsión pero en lugar del penalti un tiro libre fuera del área. En todo caso, al convertir el penal   Robin Van Persie, parecía que Brasil se desmoronaría. Un gol en los primeros minutos de un partido le mueve el piso al planteo táctico o la actitud mental de cualquier equipo, aún peor a este Brasil que llegaba cargando la humillación del martes.

A los 16 minutos se daría el segundo gol holandés. Enorme error del otro central David Luiz. Un centro desde el fondo de la línea de ataque que Luiz -recién vendido del Chelsea inglés al París Saint-Germain en 85 millones de dólares- cabecea pero en lugar de hacerlo hacia afuera lo hace hacia el centro del área donde el volante holandés Daley Blind la recibe, la compone y en un tercer toque mete la pelota arriba en el ángulo derecho del marco brasileño. De seguro que los que pagaron esa millonada por Luiz han de estar preguntándose qué es lo que tienen en sus manos luego de los errores de principiante del central brasileño tanto ante alemanes como ante holandeses.

Durante el resto del primer tiempo Brasil hizo un par de buenas jugadas, en particular con Oscar, quizá el más habilidoso del equipo ante la ausencia de Neymar. Jugadas sin embargo, que no terminaron en nada. No es que la defensa holandesa sea grande, es simplemente que este Brasil muestra unas limitaciones enormes. Cuando se les ve jugar surge una y otra vez la pregunta: qué ha pasado con la tradición, la historia y la escuela brasileña de gran fútbol. No necesariamente el famoso y exigente “juego bonito” que muchos piden, sino simplemente un fútbol de calidad acorde con esa gran nación futbolera de 200 millones de habitantes.

Habría todavía más, un tercer gol de los holandeses cuando el partido casi terminaba. Una buena jugada por la derecha que termina en un centro al área donde convierte Georginio Wijnaldum, jugador que había ingresado en la segunda parte. Holanda terminó en tercer lugar y aun cuando todavía lamentan la pérdida ante Argentina en la semifinal, la verdad es que consiguieron muchísimo más de lo que se esperaba de ellos antes del mundial. Holanda es básicamente un equipo de tres estrellas -Van Persie, Robben y Sneijder- y el resto un grupo de jugadores sin mayores galas, tan así que ninguno de ellos juega siquiera en alguno de los grandes equipos europeos. Despedirse del mundial ganándole fácil a Brasil fue la culminación de un gran mundial para los holandeses de la mano de su técnico Louis Van Gaal, quizá más famoso que la mayoría de sus jugadores.

Brasil se va -o se queda en casa- en lo que es una profunda crisis de su fútbol. Nadie sabe las causas de esta debacle, siendo una posiblemente el hecho de que muchos de sus jugadores se van a Europa siendo muy jóvenes y muchos de ellos simplemente se pierden en las ligas europeas donde nunca tienen la oportunidad de crecer y desarrollarse como futbolistas. Y los que se quedan en Brasil juegan en una liga que aparentemente es débil y desorganizada. Otro factor posible, es que Brasil no tiene un sistema de escuelas de formación deportiva de los niños y jóvenes -al estilo de los alemanes- y sus técnicos ademas son deficientes -no por casualidad hay muy pocos entrenadores brasileños trabajando fuera de Brasil.

Para los brasileños el mundial no pudo acabarse de peor manera. En cuarto lugar, humillados por Alemania y luego derrotados sin discusión por Holanda. Y lo peor, sus eternos rivales de al lado, los argentinos, listos a jugar la gran final contra Alemania. Que cosas del fútbol -y de la vida. Sucede que hasta antes del mundial la gran interrogante era si el país seria capaz de organizar con éxito la Copa del Mundo. De si habrían protestas, desórdenes o lo que sea contra el mundial. De si se caerían los estadios, de si fucionarían los aeropuertos y mil pronósticos agorreros más. Al final todo funcionó más o menos bien. El país supo salir adelante, sus políticos, aunque cuestionados por la corrupción de siempre, no tuvieron que experimentar mayor vergüenza pública. Lo único que no funcionó y que aunque sea por ilusión o auto engaño nadie esperaba que pasaría, fue su selección. En una frase, Brasil el país pasó sin problemas el examen del mundial. Brasil la selección por el contrario, fue el protagonista de una de las páginas más tristes en la gloriosa historia de una nación futbolera quizá como ninguna otra en el mundo.