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La poderosa Alemania ante la magia de Messi

La poderosa Alemania ante la magia de Messi

Por Carlos Rajo

Si fuese únicamente por los antecedentes, por lo que ambos equipos han mostrado en el mundial, o si la lógica se aplicara en el fútbol, el candidato a distancia para ganar la final de la Copa del Mundo en Brasil debería de ser Alemania. El equipo teutón ha hecho mucho más que la Argentina de Leonardo Messi.En el fútbol, sin embargo, no siempre se imponen los antecedentes, o la lógica por supuesto. Una vez que los dos equipos han salido a la cancha cualquier cosa puede pasar. Claro que pesa lo hecho antes, pero no es definitivo para el resultado. Argentina también puede ganar, no sólo por cualquiera de las mil y una instancias que influyen o se suceden en un partido, sino fundamentalmente porque tiene algo que no tiene Alemania: un jugador genio, especial, mágico si se quiere, como Messi. Alguien podrá decir que este Messi no ha sido en este mundial el Messi que conocemos que ha ganado todo con su club Barcelona. Ha sido un Messi relativamente apagado, que incluso se le ve a menudo caminando en la cancha en una muestra de mitad desgano y mitad cansancio. Y es cierto, algo pasa en Messi -quién sabe si es algo mental o físico o una mezcla de las dos cosas- pero lo cierto es que en Brasil hemos visto a un Messi un tanto menor al Messi que se nos tiene acostumbrados.

Dicho esto, hay una realidad que es imposible ignorar: como lo demostró ante Suiza, donde faltando dos minutos para que terminara el extra tiempo hizo una gran jugada para que su compañero Di Maria anotara el gol de la victoria, Messi puede sacar en cualquier momento el conejo del mago y definir un partido. Este es el imponderable que rondará la final de la Copa del Mundo y ante el cual nada puede predecirse. Es posible que Messi pase apagado y Argentina sea aplastada por Alemania. O es posible también que en un partido igualado de pronto Messi incline la balanza en favor de la albiceleste.

Más allá de Messi, es un tanto extraño lo que pasa con esta Argentina del técnico Alejandro Sabella. Hasta antes del mundial era un equipo que tenía una fabulosa delantera pero con una mediocre defensa y un medio campo nada extraordinario. Hoy todo ha cambiado. Luego que se dio cuenta de la fragilidad de esta defensa, Sabella hizo un cambio de personal que fue clave para modificar el panorama defensivo -la entrada del veterano Martin Demichelis por Fernández-. En el medio campo surgió la figura de Javier Macherano y al mismo tiempo Sabella también cambio a un volante, en este caso Lucas Biglia en lugar de Gago. De pronto, de una Argentina desordenada que mostraba una fragilidad tremenda cada vez que la atacaban se tiene ahora a un equipo que sabe como pararse en el campo y que en los tres últimos partidos no ha recibido ningún gol de cancha (sólo le anotaron en penaltis ante Holanda).

En la delantera es donde hay las mayores dudas sobre Argentina. No obstante que hay fácil cinco o seis delanteros de lujo que son estrellas en grandes equipos europeos, en Brasil han aparecido muy poco. Con todo, aquí volvemos a lo de Messi. Con sólo que estos delanteros anden por ahí, listos para tomar un rebote, un pase y en general aprovechar una genialidad del gran número 10, cualquier cosa puede pasar. En una frase, media vez Messi ande en su día, Argentina puede darse el lujo de que esos delanteros figuras tengan un día mediocre.

De Alemania qué más se puede decir que no se haya dicho luego de la aplastante victoria ante Brasil. Es un equipo que en cada juego confirma que es la maquinaria bien aceitada de que se ha hablado. Que funciona bien en todas las líneas, con un arquero que quizá sea el mejor del mundial, con una defensa sólida -aunque posiblemente el único punto que en algún momento puede ser su debilidad-, con una media cancha que es un lujo y una delantera que simplemente mete goles.

Este medio campo de Alemania es el eje del equipo, un trio de jugadores de los cuales cuesta escoger quién es el mejor. Tanto Tony Kroos como Sami Khedira y Bastian Schweinsteiger no solo han jugado bien sino además llevado a la excelencia lo que sería el nuevo aporte de los alemanes al fútbol internacional. Han tomado la vieja idea del tiki-taka (de Pep Guardiola cuando estaba en el Barcelona y demás) o sea la posesión del balón y le han añadido velocidad en el pase. Ver a estos tres volantes alemanes es como ver a aquellos volantes del Barcelona (Iniesta, Xavi, etc.) solo que con mayor potencia y rapidez. Medio campistas además, que meten goles. Kroos metió dos ante Brasil y Khedira uno.

Por si esta fabulosa media cancha no fuera suficiente, Alemania tiene una delantera que también es formidable. Thomas Muller, el delantero que por su aspecto desgarrado y flaco no parece un jugador de fútbol, pareciera estar siempre en el lugar adecuado para anotar goles (lleva cinco en el mundial). Mesut Ozil, un jugador fino que por momentos puede desaparecer del partido -sin embargo, quizá lo más cerca que tienen los alemanes en técnica y habilidad a un jugador sudamericano-, es siempre una amenaza con alguna individualidad. El centro delantero es el veterano Miroslav Klose, quien a sus 36 años conserva el instinto goleador (con un gol ante Brasil se convirtió en el máximo goleador de todos los mundiales).

La final del mundial será por supuesto una disputa entre el fútbol europeo y el de América Latina, aunque la verdad Europa juega un papel mucho mayor en el encuentro. Sucede que todos los jugadores que saldrán la cancha juegan en equipos europeos. Argentina es Argentina y nadie le niega lo argentino a sus jugadores, sin embargo día a día, semana a semana, campeonato tras campeonato, estos profesionales del fútbol viven y respiran el fútbol europeo. Más allá de regiones del mundo o nacionalidades, ganará simplemente el mejor fútbol.