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Patinetas en las calles de Cuba

Muchachos en patinetas en Cuba

Por: Mary Murray, NBC News

La Habana, Cuba - Hay un grupo de jóvenes cubanos que pertenece a la exclusiva generación de "23 y G", nombre que deviene de una popular esquina para el patinaje en una calle de La Habana. Ellos son esforzados muchachos en patinetas que han acuñado el lema "Patinar o Muerte", parodia del famoso grito de "Patria o Muerte" de Fidel Castro.

Estos jóvenes viven y respiran por este deporte de acción y cuentan con muy pocos recursos. Sus "tablas" están a menudo tan rotas y gastadas como sus zapatos,  por lo que se deslizan más de lo que aguantan. Las carreteras, por otra parte, están llenas de peligrosos baches y pavimentos con fisuras. Casi nadie posee un equipo de protección como cascos o protectores de muñecas. Aún más, sólo hay una improvisada pista de patinaje en toda La Habana, una ciudad que cuenta con dos millones de personas.

La nueva organización, Cuba Skate, está tratando de ayudar a estos muchachos en patinetas. El gobierno de los Estados Unidos otorgó este verano a la organización sin fines de lucro una licencia para llevar donaciones de equipos y ropa. La compañía Vans entregó 50 pares de zapatos de patinaje, Spitfire donó ruedas de repuesto y el legendario patinador, Karl Watson, suministró algunas tablas, camisetas y plataformas.

El grupo lo creó Miles Jackson, quien pasó el último semestre de la universidad en La Habana y trabaja en una tienda de patinaje en Washington DC. "Los patinadores fueron los primeros amigos que hice aquí", comentó. "Dos días después de mi llegada, vi a un grupo de chicos haciendo piruetas al lado de una fuente pública. Agarré mi tabla y me uní a ellos".

Las carencias económicas lo hacen muy difícil a los patinadores, dijo Jackson. "No hay equipos que se fabriquen en Cuba y el parque de patinaje de La Habana no tiene más que unos pocos pasamanos y rampas de concreto".

Muchos jóvenes acaban patinando en la calle, maniobrando sin frenos alrededor de carros y camiones. Hace unos años, el furor de aguantarse de la parte trasera de los ómnibus urbanos mientras transitaban por las calles, condujo a una ola de accidentes mortales a los patinadores.

A pesar del peligro del patinaje en la calle, Jackson entiende la cultura de las carreras callejeras. "Uno quiere retarse a sí mismo y el mundo es su patio de recreo", apuntó.

Jackson considera que los jóvenes cubanos no patinarían tanto en la calle si tuvieran un "lugar dinámico y seguro” para practicar y competir. De modo que él espera recaudar 50.000 dólares para construir un parque de patinaje público en el que los jóvenes cubanos puedan practicar sus piruetas y compartir los estilos.

Jackson planea pedir ayuda a compañías estadounidenses, como Levi’s. El verano pasado, la compañía de ropa estadounidense construyó un parque de patinaje modelo en la India con diferentes bancos y plataformas curvas en un espacio público y gratuito.

Para el estudiante de cocina Reynaldo Vicet, de 19 años, patinar es más que un deporte. El se paró en su primer monopatín cuando tenía nueve años.

"Me permite olvidarme de los problemas de mi vida", explicó Vicet. "No hay nada más que me dé un mejor sentido de libertad".