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Túneles o muertos, el dilema de Israel

Túneles o muertos, el dilema de Israel

Por Carlos Rajo

El anuncio del Primer Ministro Benjamín Netanyahu de que la guerra en Gaza va para largo y de que Israel profundizará su operación militar ha caído como un balde de agua fría en los esfuerzos de Estados Unidos y muchos otros en la comunidad internacional para conseguir un cese de fuego en el conflicto entre Israel y el grupo palestino Hamás.

Lo dicho por Netanyahu fue en clara contradicción a lo que el Presidente Obama le había pedido en una llamada telefónica el domingo de un “inmediato (e) incondicional cese de fuego humanitario” en la Franja de Gaza. En lo que va del conflicto -doce días de invasión terrestre y tres semanas de ofensiva militar de Israel- han muerto más de 1.100 palestinos, entre ellos alrededor de 230 niños y muchas mujeres y ha habido más de 6 mil heridos. De parte de Israel han muerto 53 soldados y 3 civiles.

Hay que aclarar que lo de Netanyahu es hasta este momento un tanto incierto, al menos en los detalles de cómo se profundizará la guerra. Aun cuando por el tono del mensaje -es ‘una guerra justa’, aseguró Netanyahu- pareciera que es definitivo lo de meterse hasta la cocina en Gaza y no salir de ahí hasta que no se hayan cumplido los objetivos de que habla el Primer Ministro, la verdad es que Netanyahu sigue debatiendo sobre qué tipo de operación militar ordenar. 

Una cosa es seguir en Gaza, seguir bombardeando y demás y por supuesto seguir destruyendo túneles de Hamás pero sin entrar en muchas zonas urbanas -lo que hasta ahora se ha dado- y otra distinta es seguir en Gaza pero llevando la batalla a cada rincón del territorio hasta que se le de un golpe estratégico a Hamás de destrucción militar (a su armamento, a sus túneles y a sus combatientes).

Más allá de estos detalles sobre cuál camino escogerá Netanyahu, el punto es que de cualquier manera morirá mucha gente -sólo en la noche después del anuncio del Primer Ministro murieron 60 palestinos-, por lo que surge la pregunta sobre ¿qué pasa por la cabeza del liderazgo político y militar de Israel? ¿Que acaso no les importa la opinión de mucha de la comunidad internacional que pide un cese de fuego y al contrario, deciden no sólo continuar sino ampliar sus operaciones militares en Gaza generando así cada día más animadversión o incluso odio en el mundo contra Israel?

O aun más, ¿cómo es posible que Netanyahu, sin al parecer temer a las consecuencias políticas o daño a la relación bilateral, decida ignorar el pedido del presidente de Estados Unidos de un cese de fuego? País que algo tendrá de peso para pedirlo si se considera que anualmente le da a Israel más de 3 mil millones de dólares en ayuda militar y económica y que sabe que por lo que sucede en Gaza se están afectando sus intereses geopolíticos como potencia global (cada día que mueren más civiles en Gaza y Washington no dice o no parece hacer nada disminuye la credibilidad de USA en el Medio Oriente).

La lógica o justificación de parte de Israel para continuar con la operación militar en Gaza es que los túneles que ha construido Hamás para intentar incursiones en territorio de Israel son un peligro tal que más allá de las consecuencias -en muertes de civiles palestinos, o de soldados israelíes, aunque estos mucho menos- los combates deben seguir hasta que se haya destruido estos túneles. Así las cosas, Israel solo se detendrá bien hasta que consiga su objetivo de destruir los túneles, o antes, si la presión de la comunidad internacional es tal que el precio a pagar en prestigio, aislamiento y nombre de Israel es demasiado alto.

¿Hay acaso alguna alternativa a este dilema de destruir túneles y que sigan muriendo más palestinos civiles o no destruir túneles y que siga el riesgo para Israel de más incursiones de Hamás?

La respuesta es complicada por la razón de que tiene que ver con el proceso de paz todo entre Israel y los palestinos. Parte del problema por el cual se ha dado este último capítulo de la llamada “Guerra en Gaza” (es la tercera operación similar de Israel en seis años) es porque Israel mismo ha impedido que el proceso de paz funcione. 

Es no sólo el bloqueo (por mar, tierra y aire) de varios años sobre Gaza, sino también el dinamitar por parte de Israel el gobierno de coalición formado hace unos meses entre la Autoridad Palestina (los ‘otros’ palestinos que no están en Gaza sino en el ‘West Bank’ o Cisjordania) y Hamás. Y por supuesto, la construcción de más colonias de judíos en territorios palestinos (cerca de 400 mil colonos israelíes habitan en tierras que según los acuerdos de paz y la comunidad internacional pertenecen a los palestinos). 

O aun más grave, de continuar con la ocupación militar de buena parte de Palestina y de pretender que no existe o que no tiene que nada que ver con el enojo, frustración y falta de esperanza de los palestinos. 

Es cierto, Hamas es enemigo de Israel, se niega a reconocer su existencia -lo cual por cierto es absurdo ya que el estado judío no sólo existe sino que es un mini-poder en el Medio Oriente- y en infinidad de ocasiones ha cometido actos de violencia contra Israel. No por casualidad tanto Estados Unidos como la Unión Europea consideran a Hamás como una “organización terrorista”. Con todo, es de ingenuos pretender ignorar las acciones de Israel en el explosivo coctel político, económico y militar que es Gaza y el problema palestino.

Un inmediato cese de fuego entonces, no puede ser únicamente para detener las acciones militares. Primero, porque será muy difícil de conseguir -Israel lo acepta pero advierte que seguirá destruyendo los túneles; Hamas no lo acepta si Israel sigue con tal destrucción y no hay levantamiento del bloqueo-, y segundo, porque solo abordando esos temas centrales del conflicto puede realmente salirse del actual impasse. 

Quizá habría que retomar la propuesta de cese de fuego del fin de semana del secretario de estado John Kerry que tanto malestar causó en Israel y a partir de ahí generar otros consensos y añadirle detalles (Israel odia la propuesta debido a que el documento no deja claro qué pasará con los túneles y en general con el armamento de Hamas. El plan sólo habla de ‘abordar todos los asuntos de seguridad’). 

No hay salida fácil al conflicto en Gaza. Lo que sí es claro -al menos para mucha de la comunidad internacional- es que debe ponérsele un alto a la tragedia humana que se vive en el pequeño pedazo de territorio palestino. Estados Unidos es el único que puede “ayudar” y encauzar a su aliado y protegido Israel a encontrar una respuesta al dilema alrededor de la destrucción o no de los túneles y de los más muertos o el cese de fuego.