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"La peregrina", la joya de Elizabeth Taylor que encontró un esclavo en Panamá

La historia de "La peregrina", una de las joyas más preciadas de Elizabeth Taylor

Por Olga Luna
Publicado el 14 de diciembre, 2011

Miami - Si alguna mujer ha sido envidiada a nivel mundial esa es la recientemente fallecida actriz Elisabeth Taylor. No solo por su espectacular belleza y esos ojos violetas que cautivaron a millones, sino por las impresionantes joyas con las que le agasajaron los hombres con los que compartió su vida.

Una de esas deslumbrantes piezas, que estuvo a punto estuvo de ser tragada por un perro, es una perla en forma de lágrima y tiene el peso de un bolígrafo. Se vendió por 11,8 millones de dólares en la primera noche de la subasta de los objetos de la estrella que llevó a cabo la casa Christie´s, que la describió como una de las "más memorables dentro de la historia la firma", dijo a Telemundo Rahul Kadakia, responsable del departamento de joyería de la empresa en Nueva York.

Para ver las joyas de la colección de Elizabeth Taylor haga clic aquí

La millonaria pieza fue descubierta por un esclavo en aguas del  Archipiélago de las Perlas, ubicado en el corazón del golfo de Panamá, a unas 30 millas de las costas del istmo de Panamá, hace más de 400 años. Y aunque algunos crean que su apodo, “La Peregrina”, se deba a las peregrinaciones de los viajeros de la época, su nombre en la antigüedad era un adjetivo que significaba “raro, especial”. Fue la peculiar forma de esta perla la que la convirtió en objeto de deseo de la realeza española en el siglo XVI.

La joya fue hallada en por un esclavo en Panamá en 1515. Medio siglo después en 1580, el alguacil mayor de Panamá, Diego de Tebes, se la obsequió al rey de España Felipe II durante uno de sus viajes a Sevilla. Documentos de esos años aseguran que estaba valorada en unos 55 kilates (0,38 onzas).

La pieza, que en aquella época se valoró en 714 mil maravedíes, moneda local de la época y equivalente a unos ocho mil dólares de hoy en día, se engarzó a un broche para un cómodo uso.

La joya la heredó su hijo Felipe III y éste se la obsequió a su esposa, la reina Margarita de Austria, quien la lució en un retrato del pintor español Diego Velázquez –otro retrato de Velázquez también muestra a Felipe III llevando la prenda en su sombrero. “La Peregrina” se convirtió así en parte de la colección de joyas de la corona española que fue heredándose de generación en generación.

En 1808 el invasor francés José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, robó todas las piezas de la corona corona española y, entre ellas, “La Peregrina”.

Bonaparte envió la joya a su esposa Julia Clary, quien la lució todos los días hasta que se rompió el matrimonio. Tras la separación matrimonial, Bonaparte se quedó con la perla y se fue a vivir a los Estados Unidos.

Tiempo después, Bonaparte legó la perla al futuro Napoleón III, quien la vendió durante su exilio en Inglaterra al marqués de Abercorn cuya esposa, ahora la nueva dueña de “La Peregrina”, era la envidia de todas las fiestas.

Pero la corona española nunca se conformó con el destino por el que había pasado la perla y, de acuerdo a documentación desvelada por la organización Alexander Palace, el rey Alfonso XIII de España intentó comprarla a una joyería inglesa que la obtuvo de los Abercorn. Pero Alfonso XIII, aunque rey y todo, no pudo llegar a un trato con la casa de joyas.

Ante el enojo, el rey compró una perla similar que fue la que en 1969 causó dudas sobre cuál era la verdadera “Peregrina”, tanto es así que hoy en día funcionarios de la casa real española aseguran que la perla original permanece en los cofres de la corona española.

Pese al recelo de los la familia real española, "no cabe ninguna duda de la procedendia de esta espectacular perla -la que perteneció a Elizabeth Taylor- que es una de las perlas más importantes del mundo por su historia", explicó Kadakia, responsable del departamento de joyas de la casa de subastas Christie´s en Nueva York.

A pesar de las intenciones de la casa real española, el 23 de enero de 1969  la auténtica “Peregrina” fue subastada en Nueva York por la firma Parke Bennet, tras comprársela a un coleccionista privado. En esa subasta, el miembro de la familia real española Alfonso de Borbón Dampierre intentó que “La Peregrina” regresara a la colección real con una oferta de 20 mil dólares, pero el actor Richard Burton fue mejor postor y ofreció 17 mil dólares más para agasajar con la reliquia a su amada esposa Elizabeth Taylor.

Ni 24 horas pasó “La Peregrina” en manos de la actriz, cuando el Duque de Alba, en calidad de jefe de la Casa de la Reina Victoria Eugenia de España, negó la autenticidad de la perla y mostró la que en su momento compró Alfonso XIII. En la actualidad esa “segunda Peregrina” está en manos del rey Juan Carlos I de España y en más de una ocasión la ha lucido su esposa la Reina Sofía.

“La Peregrina” llegó al cine cuando Taylor la exhibió en la película “Anne of the Thousand Days” antes de incorporarla a un collar de rubíes y diamantes que diseñó la joyería Cartier de París, convirtiéndola en una pieza de valor incalculable. Ya engarzada en el collar, la estrella la mostró en el musical “A Little Night Music” en 1977.

Taylor la conservó hasta su muerte el 23 de marzo del 2011, aunque en su libro de memorias cuenta cómo en el hotel Caesar´s Palace de Las Vegas “La Peregrina” se desprendió de su engarce y terminó en la boca de su perrito que la mordisqueó, pero no logró tragársela, después que Taylor se la arrebató.

Jamás se volvió a saber de “La Peregrina” hasta que el 3 de septiembre del 2011, cuando la casa de subastas Christie´s exhibió la colección de la actriz. Los tres mil objetos personales de Taylor, junto con la perla, hicieron una gira mundial que curiosamente hizo posible que “La Peregrina” regresara, de forma fugaz, a Madrid dos siglos después.

La histórica pieza llegó incluso a eclipsar a otra de las piezas de la subasta que más interés habían despertados, como un solitario con un diamante de 33 quilates que fue subastado finalmente por 8,8 millones de dólares.

Si bien “La Peregrina” fue la sensación en el primer día de la subasta de la colección "que hubiera fascinado a la actriz por la forma en la que ha inspirado a otros en este remarcable evento", segíun Kadakia, otra joya fue la protagonista: un diamante plano con engarce de oro conocido como “Taj Mahal”, con el que Burton sorprendió a la diva con motivo de su 40 cumpleaños y que fue adjudicado por 8,8 millones de dólares.

También encandiló a los presentes el juego de 6 piezas de esmeraldas y diamantes vendido en 24,7 millones de dólares, así como otro juego de cuatro piezas de rubíes y diamantes de Cartier, por 9,6 millones de dólares.

La expectación que causaron las joyas fue tal que Christies´s solo permitió el acceso a la zona donde estaban desplegadas a aquellos que abriesen una línea de crédito de 100 mil dólares.  Ni cuatro horas después, los 80 lotes habían alcanzado los 116 millones de dólares, que cuadriplicaron los cálculos de la firma de subastas que esperaban recaudar 30 millones.

Un porcentaje de la recaudación generada por la exhibición se donará a la Fundación contra el SIDA de Elizabeth Taylor.

Desde hoy, el legado de la perla “La Peregrina” está en manos de un desconocido, o desconocida, que los 11.8 millones  de dólares para convertirla en la perla más cara vendida durante una subasta. La casa Christie´s, que  había proyectado su venta en 3,5 millones de dólares, no nos pudo decir, "por razones de privacidad", si la “viajera” pieza se quedó en Estados Unidos, regresó a la corona española o algún romántico francés la recuperó.