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El cardenal Mahony en el ojo del huracán

El cardenal Mahony en el ojo del huracán

Columna de opinión

Por Carlos Rajo

Roger Mahony, el cardenal que por muchos años dirigió la Iglesia Católica en Los Angeles, vuelve a estar en el ojo del huracán. Documentos internos de la Iglesia, que se habían mantenido ocultos por pleitos legales, confirman y extienden en detalle algo que se sabía: Mahony, con conocimiento de causa, protegió por años a sacerdotes acusados de abuso sexual.

Las críticas contra el cardenal no se han hecho esperar. Se cuestiona tanto su sinceridad en las disculpas ofrecidas como el hecho mismo de que él y la arquidiócesis de Los Angeles pelearon hasta el último instante porque esos documentos no salieran a la luz pública. O aún más grave para el cardenal, se vuelve a poner en tela de juicio su legado como figura pública.

“Es muy tarde para las disculpas del Cardenal Mahony”, escribió para el caso el columnista Steve Lopez, quien desde su tribuna en el diario Los Angeles Times ha criticado muchas veces al prelado. Según López, Mahony, aún ahora después de las disculpas, es alguien más interesado en su persona y en su imágen que en el bienestar o seguridad de sus fieles.

No hay mucho que agregar a estas críticas contra Mahony. Lo suyo es moralmente -y quizá también legalmente- indefendible. Los documentos no mienten y dejan claro que el cardenal ayudó, protegió y/o escondió a sacerdotes que habían abusado de niños católicos.

Más allá de las justificaciones del cardenal, o de la historia misma, en el sentido de que aquellos años cuando sucedieron estos hechos eran tiempos diferentes, lo cierto es que Mahony hizo cosas que son condenables en cualquier persona, y por supuesto, mucho peor en un hombre de la Iglesia.

Hasta aquí habría que terminar el comentario. Como se dijo hace dos años cuando el cardenal se retiró del liderazgo de la Arquidiócesis de Los Angeles, su actuación en este escándalo de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes fue de tal gravedad y magnitud que con seguridad será lo que determine el cómo la historia juzgue a Mahony.

Pero es correcto -o incluso ‘justo’ en el sentido religioso del término, diría alguien- ¿que este Mahony-Cardenal de Los Angeles, cabeza en su momento de la arquidiócesis más grande del país y donde hay más latinos católicos que ningún otro lugar en Estados Unidos, sea juzgado únicamente por sus acciones u omisiones en los escándalos sexuales de los curas católicos?

O dicho de otra manera, ¿es justo -o correcto en el sentido histórico- juzgar a Mahony y su legado sin tomar en cuenta lo otro que el cardenal hizo en Los Angeles con esos millones de feligreses latinos?

Hay al menos dos elementos que deben ser considerados para tener una visión más completa de Mahony. Uno es lo que el cardenal hizo durante su tiempo en Los Angeles y en otros lugares de California, que es básicamente hablar por los pobres, por los inmigrantes y en general por las mejores causas progresistas surgidas del llamado Vaticano II (un cónclave en Roma de obispos católicos en los años 60s). Si hubo un “campeón” y defensor de los inmigrantes ese fue Mahony.

Desde las luchas por mejores salarios y mejores condiciones de trabajo con César Chávez en los años 60s y 70s, hasta las protestas y acciones en defensa de los indocumentados en los últimos años, pasando por la batalla contra la Proposición 187 en la década de los 90s, que prohibía la asistencia pública para los indocumentados o las luchas de los llamados “conserjes” o trabajadores de la limpieza de edificios en Los Angeles, Mahony estuve siempre presente.

Bien fuese yendo a la cabeza de una marcha por la reforma migratoria, bien hablando desde el púlpito porque se respetara la dignidad de los inmigrantes, o bien participando en la discusión pública con toda la fuerza moral de la Iglesia y la investidura de cardenal en favor de los más débiles y los más pobres, Mahony en gran medida hizo realidad esa idea de que la iglesia tiene que estar con su pueblo.

Lo otro es que Mahony abrió las puertas de la Iglesia Católica angelina a esos millones de inmigrantes latinos. Los hizo sentir que esa era su Iglesia, y que a diferencia de lo que pasa a menudo en la sociedad estadounidense donde estos recién llegados no son bien vistos, en la iglesia encabezada por Mahony eran recibidos con los brazos abiertos.

Cierto, este acercamiento a los inmigrantes católicos convenía a Mahony, ya que precisamente esos latinos trajeron sangre nueva a una Iglesia Católica anquilosada que cada día perdía espacio ante la ofensiva de las sectas evangélicas y la falta de interés en la religión de mucha de la población anglo. Digamos que fue una matrimonio de conveniencia. Mahony ayudó a los católicos latinos inmigrantes y estos salvaron a la Iglesia Católica de la irrelevancia.

Y ya que se habla de las bases católicas inmigrantes, hay que señalar ese otro elemento que tampoco puede obviarse al momento de hacer el balance o juicio histórico sobre Mahony: la actitud de sus feligreses ante el escándalo de los abusos sexuales. Lo cual no es asunto menor ya que en parte explica la eficiencia del cardenal cuando estuvo en el cargo y el relativo buen recuerdo que se tiene de él. Aun cuando no hay una base sólida para decir esto -es decir no hay una encuesta que lo apoye- en general los católicos latinos no se han mostrado tan molestos ante el escándalo como el resto de la población.

“Los escándalos no han tenido el mismo impacto entre los Católicos Hispanos, y es ahí donde desde el comienzo ha estado la base de su ministerio”, señaló Roco Palmo, editor de el sitio de internet \'Whisper in the Logia\'  sobre noticias de la jerarquía de la Iglesia Católica, citado por el diario The New York Times. Palmo basa su afirmación en el hecho de que a diferencia de lugares como Boston y Philadelphia donde los feligreses demandaron la salida de sus cardenales por los escándalos, Mahony pudo pasar la tempestad.

Será fascinante saber un día -de nuevo, mediante una rigurosa encuesta de opinión pública- si estos fieles católicos latinos “perdonaron” o se hicieron del “ojo pacho” ante lo hecho por Mahony en los escándalos sexuales. Si lo hicieron debido a que en efecto nunca le dieron mucha importancia al tema o es porque prefirieron valorar más los aportes del cardenal a la lucha por los pobres y los inmigrantes en general. O quizá lo hicieron por ambas razones.

Una cosa es cierta, por cualesquiera razón, lo de los escándalos sexuales de la Iglesia Católica nunca tuvo la misma resonancia en Latinoamérica y por ende entre las bases católicas latinas de Estados Unidos como sí la tuvo entre el público anglo. Que conste, esto es una descripción de una realidad, no una justificación por los escándalos. Un ejemplo de esto que hablamos es que en México para el caso, hay un jerarca de la Iglesia Católica también señalado de haber encubierto a algunos de sus sacerdotes vinculados a escándalos de abuso sexual, y el cual sin embargo, sigue tan campante como si nada hubiese sucedido.

Lo de Mahony es grave. Ya lo sabíamos y hoy con los nuevos documentos hay más razón para reclamarle sus faltas morales y legales. Lo que hizo al ocultar sacerdotes involucrados en escándalos sexuales -con total entendimiento de las consecuencias o del porque lo hacía-, así como las una y mil maniobras legales para que no se hicieran públicos estos documentos, son acciones que sin duda marcarán su legado histórico. Quizá incluso, iniciarán el primer capítulo, sino es que permean toda el libro sobre su vida. Un cardenal responsable indirecto por la inocencia perdida y violada de muchos niños y jóvenes.

Con una única salvedad: eso no fue todo lo que hizo Mahony. El cardenal también hizo otras cosas, muchas de ellas buenas. Y sino pregúntenle a sus feligreses latinos de Los Angeles.