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OPinión: Para el Tri “no hay mañana”

Para el Tri “no hay mañana”

Por Carlos Rajo/Columna de opinión

Ciudad México, México - Con la clasificación al Mundial de Fútbol en juego, con cientos de millones de dólares sobre la mesa que se podrían perder y con mucho del país a la expectativa de lo que será el partido más importante en años que se ha jugado en el estadio Azteca, el técnico del equipo mexicano dice estar contento, sin temor.

 “Sólo Judas tuvo miedo”, señaló medio en broma Victor Manuel Vucetich, el entrenador mexicano contratado a última hora como bombero para hacer el milagro de que el “Tri”, el equipo nacional mexicano, le gane a Panamá este viernes y amarre al menos la plaza para disputar un puesto al Mundial de Brasil.

 No sé qué quiso decir Vucetich al traer la figura de Judas al debate previo al crucial partido. Según la tradicion cristiana, Judas debió tener temor porque sabía el mal que había hecho, el de vender por unas monedas a Jesucristo. A excepción de un desafortunado dicho de hace unas semanas por parte de un directivo panameño, quien dijo que existía el peligro de que alguien sobornara a uno de sus jugadores para así facilitar el que México fuera al Mundial, nadie ha hablado sobre cosas extrañas en torno al partido. Ya habrá oportunidad de preguntarle a Vucetich, o de que él mismo explique su mención de Judas.

 Lo cierto es que al menos la referencia religiosa  ayudó a distendir un tanto el ambiente en el mundo futbolero mexicano que vive no sólo la tensión por lo importante del partido ante Panamá, sino toda una serie de dudas existenciales sobre la valía o el lugar del fútbol azteca en la arena internacional.

 Cómo es posible, se preguntan muchos, que en esta última etapa de la clasificación al Mundial, cuando México debería de estar ya clasificado y viendo que haría en Brasil, evaluando posibles sedes, lugares de entrenamiento, giras, etc., se está hoy literalmente con la soga al cuello. Como señalaba el jugador argentino nacionalizado mexicano Christian Giménez, en esta hora crucial “no hay mañana”. Lo del viernes es sí o sí, aunque habrá todavía un partido final contra Costa Rica.

 Lo de las dudas o inseguridades tienen que ver con la zona donde juega México -la Concacaf- área geográfica de países menores en el mundo internacional del fútbol, donde la liga y el fútbol mexicano son mucho más grandes, más ricos y supuestamente mucho mejores. Al menos, esto es lo que se dice en el papel, en la realidad por supuesto es otra cosa lo que sucede.

 Pero es precisamente este estar al borde del abismo lo que significa la sola posibilidad de no ir al Mundial, siendo las selecciones centroamericanas las que les quita el sueño a los mexicanos. ¿Qué ha pasado con nuestro fútbol?, se preguntan, que hoy dependemos de ganarle a un Panamá más beisbolero o pugilista, sin gran tradición futbolística, para no matar las posibilidades de ir al Mundial.

 “Sé que estamos metidos en una situación complicada y poco usual para la selección mexicana”, señaló el defensa mexicano Miguel Layún, quien pidió a los aficionados que llenen el Azteca y que así ejerzan presión sobre los panameños. “Es importante que la gente haga su papel, porque eso nos motiva y hacer pesar el Azteca, un estadio que intimida”.

 Ciertamente que el Azteca intimida, no es fácil jugar en un horno literalmente con cien mil almas gritando en la nuca a favor de México. Lo que llama la atención es que el mismo jugador mexicano llame a la gente por su presencia. Nada malo por supuesto, es simplemente que en términos normales -si México estuviera jugando mejor- uno esperaría que los jugadores mismos tuvieran confianza en que pudieran ganar independiente de si la gente “hace pesar el Azteca” o no.

 Las respuestas sobre lo que ha pasado con el fútbol mexicano son muchas. Para algunos, todo tiene que ver con una cuestión mental. Que los jugadores siguen siendo buenos y mejores que el jugador promedio de Centro América o de Estados Unidos -equipo que ya clasificó para el Mundial- que es simplemente una cuestion de inseguridades, de complicarse la cabeza y demás, sea por falta de confianza o por lo malo del técnico anterior o por lo que sea, pero que el problema es algo temporal. Algo que se podrá arreglar en cualquier momento, particularmente al ganar un partido.

 Para otros el asunto es más de fondo. Es todo el fútbol mexicano el que ha caído en un hoyo, en parte por la estructura de la liga profesional, donde se juegan torneos cortos en los que se privilegia el triunfo rápido y no hay espacio para que los jugadores y los equipos se desarrollen.

 Tiene que ver también con que hay muchos jugadores extranjeros -en especial delanteros- lo cual hace que no haya tiempo u oportunidad para la maduración de los jóvenes mexicanos. Un ejemplo de esto ahora es que tanto el equipo de las Chivas como los Pumas, ambos con una tradición de generar jóvenes talentos en su cantera, andan hoy por los últimos lugares de la tabla.

 Otro caso son los jugadores mexicanos que juegan en Europa. A diferencia de antes donde relativamente pocos jugadores daban el salto a Europa, hoy hay muchos más jugando en el viejo continente. El problema es que la mayoría de ellos son suplentes -o pasan por mal momento- y por lo general se fueron a Europa muy jóvenes, lo cual hace que nunca terminen su maduración como futbolistas.

 Y ni hablar, por supuesto, del caso de Carlos Vela, uno de los pocos jugadores mexicanos que hoy es titular en su equipo -juega en el Real Sociedad de España- pero que por cosas que nadie entiende ha rechazado jugar con la selección. El caso es importante no sólo porque Vela pasa por un gran momento, sino también porque su negativa -que nunca la hizo pública- envenenó por semanas el ambiente alrededor de la selección. Que si era traidor, mal agradecido, decían. Alguien fuera del mundo futbolero se preguntara con toda lógica: ¿por qué no estará en el partido contra Panamá el jugador mexicano que más se destaca ahora en Europa? Sólo Vela tiene la respuesta.

 Dicho todo esto, una cosa es cierta más allá de la tensión, y es que con el nuevo entrenador se respira cierto clima de tranquilidad que no existía antes en el equipo mexicano. Un tanto es normal que esto suceda cuando llega un nuevo técnico. Pero Vucetich contribuye a este sentido de normalidad por su manera de actuar. Es un hombre sereno, que no se altera y que en pocas semanas ha conseguido bajarle la temperatura al ambiente alrededor del tricolor.

 Un poco como que se le cree cuando con toda la tranquilidad del mundo Vucetich asegura que “no hay temor”. Queda por ver el viernes si es que el técnico mexicano logró convencer a sus jugadores de que en efecto no se les ha olvidado todo lo que sabían de fútbol. De que de veras, aun con todo lo que está en juego, no le tienen miedo a Panamá.